miércoles, 20 de febrero de 2008
Nunca supe que a mi hijo le gustaba escribir.
Cuando pasaba tantas horas encerrado en su cuarto con la computadora, le gritaba desde el living que deje de boludear y que se ponga a hacer algo en serio.
Lo que el hacia era en serio.
Era su terapia. Su manera de no escuchar a nadie.
Era su manera de decir “esto soy yo”