Es este frío que me tiene atrapada en una burbuja de cristal de la que todavía estoy creando una puerta para lograr salir, pero no te imaginas cuánto me cuesta.
Es llorar cada noche ahogando mi llanto entre las paredes de mi habitación, es guardar las lágrimas sigilosamente entre las sábanas para que la almohada no vuelva a quejarse.
Es querer gritar cada MADRUGADA y matar mi voz con un estúpido y largo silencio.
Es recordar todas y cada una de las palabras y momentos que me han dado, querer volver a confiar y asustarme en el intento de hacerlo.
Es no querer aferrarme a nada ni a nadie para vivir, y caer al comprobar que necesito depender de ti para sobrevivir.
Es desear con todas mis fuerzas tener la esperanza de que algún día dejarás de arrancarme lágrimas y saber que no llegará ese instante jamás.
Es como... sentirme vacía. Si, es sentirme vacía y saber que está ahí, que la necesidad de sentir el MAR cerca es superior. Es abrir la ventana y sentirme bien.